Artículo de Ricardo Catelli, Director de Innovación y Apoyo Logístico a Empresas en la Fundación ICIL, publicado en la revista EJECUTIVOS.
La transformación en los negocios ha llegado de forma gradual, al igual que la forma de competir, si pensamos que la industria como tal no tiene más de cien años de vida. Esta revolución está basada, según el gran maestro de management moderno Peter Drucker, en cinco verdades bien definidas:
La información voló. El Alcance geográfico de las empresas y clientes estalló. Los supuestos demográficos más básicos se derrumbaron. Los clientes avanzaron y tomaron el control de las empresas.
Es por esto que desde mi área de responsabilidad y actuación como Director de Innovación y Apoyo Logístico a Empresas de la Fundación ICIL promuevo un tipo de formación in company con un carácter diferenciador, que no tenga como ventaja la flexibilidad del lugar de impartición y el coste, sino que promueva la aplicabilidad del conocimiento y su inmediatez. Que promueva la cultura empresarial, que defina de manera correcta y anticipada la necesidad real, que evalué al individuo y a su conjunto, que se dirija a reingenierías de procesos que den resultados inmediatos, que promuevan la transferencia del conocimiento y que hagan de este un bien tangible común. En la mayoría de los casos la formación in company es como intentar retener agua entre las manos, por un momento lo logras pero cuanto más tiempo pase, menos aguas pueden retener. Para el desarrollo de una formación in company que promueva la cultura empresarial, que añada información, que tenga aplicabilidad, que promueva la transversalidad de la organización, que sirva como foco de innovación; debemos optar por organismos que nos solo sean formativos, sino que tengan un carácter especialista en el área en el que detectemos la necesidad una vez hecha nuestro inventario de competencias, que tenga un talante innovador y de desarrollo en su línea de actuación, que estén enfocados al profesional y la empresa, que pueda ayudar no solo a formar sino a acompañar al grupo formado en cualquier necesidad de que se presente tras haber recibido la formación, que sean capaz, por la experiencia, de medir las soluciones aportadas y lo más importante “ que sepa implantar lo que está transmitiendo”. Para esto debemos tener en cuenta que los pasos a seguir son:
Adecuar y estudiar la necesidad de la empresa en cuanto a la formación requerida Evaluar “in situ” el objetivo y ámbito de la formación. Diseñar y desarrollar el temario a la medida. Adaptar los ejercicios del desarrollo a la realidad (datos de la empresa) que tiene la empresa.
Ejecutar el desarrollo, integrando el conocimiento del día a día. Hacer de la formación un foro participativo que permita la transferencia del conocimiento y la transversalidad de la información. Integrar a clientes y proveedores internos de los procesos afectados por la formación, para poder promover la relación entre diferentes procesos sean primarios o auxiliares. Redactar al final de la formación, junto a los integrantes del equipo de la empresa un informe que muestre las oportunidades detectadas durante el desarrollo. Presentar estas oportunidades ante los responsables de las aéreas sensibles a los desarrollos identificados.
Autor:Ricardo Catelli Fuente:apoyologistico.com
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